¿Recuerdas cuándo fue la última vez que cambiaste tu cepillo de dientes? ¿Sabes si le estás dando los cuidados necesarios? Si la respuesta es no, tenemos un problema y este post es perfecto para ti. 

Muchas veces compramos un cepillo de dientes, lo añadimos al vasito de nuestro lavabo y por él van pasando los meses (o incluso los años) sin apenas darnos cuenta. Sin embargo, aunque es habitual, esta práctica no es precisamente la más recomendada, y aquí te explicamos por qué. 

Hora de cambiar de cepillo de dientes

Por norma, debemos cambiar de cepillo de dientes cada tres meses mínimo, aunque no siempre es así y hay excepciones. La renovación responde, principalmente, a dos motivos:

  • Las cerdas del cepillo de dientes sufren desgaste con el tiempo. Pierden la forma en su extremo y aparece la conocida forma de abanico en nuestros cepillos. El mal estado de estos filamentos puede llevar a una insuficiente eliminación de placa bacteriana y favorecer problemas como la inflamación de encías. 
  • Por otra parte, los filamentos en mal estado son más propensos de acumular bacterias que pueden terminar siendo dañinas para nuestra salud. 

Sin embargo, a estos dos motivos se suma un tercero que en los últimos años, si cabe, se ha vuelto más importante. Hablamos de cambiar de cepillo de dientes cada vez que pasamos por una enfermedad de tipo infecciosa, por ejemplo, los virus respiratorios. 

Con el paso del coronavirus por nuestras vidas han surgido muchas dudas referentes al cambio de los cepillos de dientes. La respuesta a todas ellas es sí: debemos cambiar nuestro cepillo tras el paso de cualquier enfermedad contagiosa, pero todavía más cuando el contagio se produce principalmente a través de las vías altas. 

Cuidados de nuestro cepillo

Pero con la renovación no basta, debemos tener en cuenta algunos aspectos clave en el mantenimiento de nuestro cepillo de dientes, para que este aguante en las condiciones óptimas hasta que llegue el día de su renovación (bye, bye!)

  1. En primer lugar es importante enjuagar y secar bien nuestro cepillo tras cada uso, para minimizar el riesgo de aparición de gérmenes y bacterias. 
  2. Es importante guardarlo en un lugar en el que no entre en contacto con los cepillos del resto de convivientes.
  3. Debemos buscarle un lugar alejado del inhodoro (nadie quiere encontrar bacterias fecales en su cepillo…)
  4. Es importante dejarlo sin tapa, a no ser que se esté transportando, y en un espacio con ventilación. 

Tras leer esto ¿ha llegado la hora de decir adiós a tu cepillo? En CS Dental encontrarás muchos otros consejos para el correcto cuidado de tu salud bucodental, no te los pierdas.